Chaparra

    haciendo Revolución

    Nuestros primeros habitantes

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    Por la posición geográfica se hizo posible el poblamiento de nuestra region con la presencia aborigen, los cuales no eran autóctonos de la región sino que vinieron de diferentes lugares y se asentaron aquí, sin descartar el hecho de que viviesen grupos primitivos con rasgos peculiares. Su entrada a la zona y áreas aledañas se enmarca aproximadamente en el año 850 d.n.e. También su permanencia hasta fechas posteriores a 1510, momento en que se inicia el proceso de conquista y colonización que puede apreciarse en los residuales encontrados como muestras del contacto de la cultura aborigen y la hispánica. Los grupos agricultores ceramistas aquí encontrados son de comunidades que arribaron con un determinado grado de desarrollo adquirido desde su salida del continente y su paso por las Antillas. La llegada de los grupos humanos en distintas etapas del devenir histórico y el desigual grado de desarrollo de los mismos, posibilitó, dadas la circunstancias de convivir necesariamente en áreas cercanas, el intercambio de hábitos, costumbres y técnicas. También resulta evidente que esas comunidades primitivas no estaban en la primera etapa, sino en un estadío superior, o sea, en el tránsito de la economía de apropiación a la productiva. Colegiándose entonces que poseían distintos grados de desarrollo, clasificados unos en la etapa de apropiación y otros en la productiva, sin establecer parámetros absolutos por la cercanía de los asentamientos. El municipio se prolonga desde Punta de Piedra del Mangle hasta Punta Uvero, en una extensión de 18 kilómetros de costas bañadas precisamente por las aguas del Mar de las Antillas, de las cuales 13 corresponden a playas arenosas y de fácil acceso, no es arriesgado suponer, que por las mismas arribaran en diversas épocas y procedentes de variado rumbo, las canoas de los aborígenes de cercanas islas o distantes puntos de nuestra propia geografía. El Grupo Espeleo–Arqueológico “Atabey–Maniabón” realizó durante los años 1984 y 1985 algunas visitas a probables asentamientos aborígenes y sólo bastó emprender la recolección superficial en Laza I y II, así como en San Juan, para que se palpara la presencia aborigen. En Laza fueron hallados abundantes residuales alimenticios constituidos por vértebras de pescados, restos de jutías, gubias, etc. También medios empleados para labores domésticas o utilitarias como percutores, majadores y otros.

    En San Juan, donde con anterioridad los vecinos habían hecho algunos hallazgos, se encontraron restos de cerámica, fragmentos de vasijas de barro, así como hachas petaloides. Estas, como se conoce tuvieron fines domésticos y religiosos. Donde no se emiten criterios por la alteración de los residuales debido a la mano del hombre y de la posible coexistencia de una u otra cultura aborigen. En la zona sur del municipio se aprecia un mayor desarrollo, ya que existen residuales en Salgacero, La Macagua y otros, donde se han encontrado objetos de cerámica, algunos en buen estado, así como restos humanos, que forman parte de los fondeos del museo local. Está confirmado por referencias bibliográficas, hallazgos, presencia de cavernas y galerías, etc., que existen otros sitios en el Cerro de Rojas, Camino de Salgacero, Ocujal del Junco, San Agustín, Santa Teresa, Los Indios y Bejuquero. En las zonas expuestas anteriormente el material arqueológico, así como los residuales se encuentran muy alterados, por los efectos indiscriminados de las labores agrícolas y la acción indolente de algunas personas. En consecuencia, a la clasificación del Dr. Guarch se afirma que en el municipio se encontraron dos tipos de asentamientos aborígenes los cuales se encontraban en la zona norte en la etapa de apropiación, es decir, cazadores–pescadores–recolectores de la variante Canímar, mientras que en el sur se encontraban individuos de la etapa productiva, o sea, agricultores ceramistas de la variante Baní. En resumen, la cultura aborigen –autóctona o antillana– dejó evidencias notables, por estas costas, manglares y cañadas; ríos y bosques; pescaron, cazaron o colectaron sus alimentos, crearon zonas de cultivos, así como trabajaron la cerámica en la confección de utensilios, vasijas y otros objetos de valor utilitario o sagrado. No es de dudar que también realizaran sus ceremonias mágico–religiosas para alcanzar el contacto con sus dioses. Bajo las arboledas de La Macagua o en los parajes agrestes del Cerro de Rojas, se pudieron reunir en Consejo de Tribu, momento aprovechado por el hechicero para efectuar el rito de la cohoba y transmitir los supuestas interpretaciones de su contacto con los dioses. Cerca de los pantanos de Laza, bajo las palmeras, ocujes y ceibas de Platería, Bejuquero o San Agustín se pudo bailar el areito para invocar a los cemis y que estos propiciaran la fertilidad de la tierra, trajeran la lluvia, la buena cosecha o provechosa casa. Evidentemente, los primeros habitantes de Chaparra fueron los aborígenes, porque la huella de su paso quedó marcada.

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    • 8 meses atrás
      Increíble! Un amigo mio me acaba de hablar de este sitio y me ha dejado perplejo pues no sabia de que ...

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    • 2 años atrás
      Gracias por el artículo. Hermosas frases para compartir con quienes amamos.

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    • 2 años atrás
      Exelente profesional y ser humano. Orgullo de los tuneros y de la familia. Ademas es una excelente ...

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