Chaparra también tiene a Jorge Fandiño…

Quien no acostumbra a la humildad puede creer al ver la pausa y la inocencia con la que Fandiño va por la vida, que es parte del decorado, pero no: Jorge Fandiño no es parte del decorado de la vida, de hecho, es quien va decorándola.

Miembro de la ACAA (Asociación Cubana de Artesanos Artistas) (Filial Las Tunas) desde 2015, ha sido laureado mayormente por sus abanicos. Quienes hemos estado expuestos a su trabajo (justo así: expuestos, como a una enfermedad contagiosa) no lo rebasamos; se nos hace crónico, metastiza en los sentidos. Parece que comprimiera la madera, la estirara, la acaricia dándole forma (como cosa fácil) logrando lo que solo logra quien sabe hacer y ama lo que hace. Salen de sus manos piezas destinadas a fundirse con otras manos y con la masa de aire que mueve: Aires de Fandiño... Ha sido asistido por figuras valiosísimas de la plástica contemporánea, que han imbricado su arte en el tejido vital de los abanicos de Jorge, complementándolos.

Es parte del proceso, al contacto con la creación de Fandiño, ser devuelto como seres abanicantes: un único movimiento, rítmico, del humano que termina el ciclo de la obra, la resignifica; se pierde a veces en la cromía (se suspende en la contemplación); reanuda el movimiento y descubre en la utilidad, en la briza, historias de aserrín y tela y óleo y se enamora, irremediablemente, del Arte de Jorge Fandiño.

Por Jeanne F. Domenech: Comunicadora de Casa de la Cultura José de la Luz y Caballero.